Super Smash Bros. Ultimate, o cómo meter 40 años de historia del videojuego en un cartucho

La filosofía del desarrollo de videojuegos de Nintendo va mucho más allá de crear un simple producto de entretenimiento interactivo. Buscando siempre desmarcarse de las creaciones más habituales y teniendo en cuenta siempre a todo tipo de jugadores y todos los niveles de experiencia, se llegan a crear obras que perviven. Del mismo modo que algo como Splatoon es la ‘visión Nintendo’ de los shooter y se crea una dinámica en la que lo importante no es matar, sino pintar, ¿cómo sería un juego de lucha a la Nintendo?.

Los combates de entre dos y ocho contendientes de Super Smash Bros. Ultimate se libran en escenarios con todo tipo de plataformas y mecanismos, y aquí la misión no es acabar con la barra de vitalidad de los rivales, sino echarlos fuera de la pista. Para ello se utilizan todo tipo de movimientos y objetos que suben el porcentaje de daño de los enemigos, y una vez bien alto el porcentaje, ¡un buen ataque Smash los sacará volando de la pantalla.

Super Smash Bros. no es una saga de lucha convencional. La creación de Masahiro Sakurai –el ‘padre’ de Kirby– nace en Nintendo 64 en 1999, y llega representando la imaginación de un niño, que saca de su baúl de juguetes a sus muñecos favoritos de Mario, Link, Pikachu, Donkey Kong y otros personajes de Nintendo, y colocando unos libros, unas cajas y cosas de su escritorio, tiene ante sí batallas de ensueño que su imaginación transforma en el espectáculo que se ve en pantalla. Ocho personajes representativos de Nintendo y cuatro secretos para los mayores fans, nueve escenarios y unas mecánicas de juego que tienen más que ver con el sumo –echar al rival de la pista– que con los videojuegos de lucha al uso, daban comienzo a algo que crecería hasta abarcar toda la historia del videojuego.

Tras cuatro entregas con la pasión por la historia del videojuego como elemento conductor llegamos a Super Smash Bros. Ultimate. Las cifras del juego original se han multiplicado hasta llegar a los 74 personajes y más de 100 escenarios, y ahora ya no están solo los iconos de las sagas de Nintendo, sino que Bandai Namco, SEGA, Capcom, Square Enix, Konami y muchos más también se unen a la refriega.

Cuando Gunpei Yokoi ideó las consolas portátiles Game & Watch en 1980, cuando Toru Iwatani dio vida a Pac-Man en el mismo año o cuando Shigeru Miyamoto diseñó a Donkey Kong para la máquina recreativa de 1981 en la que el bigotudo de peto rojo ni siquiera se llamaba Mario –era Jumpman, no tendría su conocido nombre hasta que en 1983 llegaron Mario y Luigi en Mario Bros.–, seguro que no pensaban en que sus personajes se enfrentarían en divertidos combates casi cuarenta años más tarde. Tampoco podíamos imaginar que esos clásicos duelos verbales de patio de colegio sobre si Mario era mejor que Sonic o no se iban a poder resolver en una Nintendo Switch.

La historia del videojuego contada por Super Smash Bros. Ultimate no solo está en su plantel de personajes y en que cada uno de sus movimientos tenga que ver con los juegos de los que proceden. Gracias a los Ayudantes, personajes que aparecen en combate para sembrar un poquito el caos en favor de quien los invoca, podemos retroceder incluso un poquito más en la historia cuando aparece un pistolero pixelado salido de Sheriff (arcade, 1979), o un par de palas planas que hacen rebotar una pelota blanca por la pantalla como recién salida de una consola Color TV-Game de 1977. La historia de los videojuegos se expande en muchas direcciones, y aunque no cabe todo en forma de personajes jugables, Super Smash Bros. Ultimate es capaz de rendir tributo a decenas de sagas y cientos de personajes más a través de los Espíritus. Los personajes de la industria del videojuego se han convertido en espíritus que poseen a los contendientes de Super Smash Bros. Ultimate, y para liberarlos, habrá que librar combates con condiciones especiales que representan lo que hacía único al espíritu a conseguir.

Esta es la base de El Mundo de Estrellas Perdidas, el nuevo modo aventura de Super Smash Bros. Ultimate, que comienza con Kirby como único superviviente a un apocalipsis que convierte al universo entero en espíritus. No es casualidad que sea la bola rosada el primer personaje a controlar, y aunque se pueda pensar que es un guiño al primer personaje creado por Masahiro Sakurai, Kirby es un personaje versátil y amable con los nuevos jugadores gracias a su capacidad de flotar para volver a la pista y sus contundentes ataques para lanzar fuera a los rivales, y forma parte de un diseño que convierte al juego en “fácil de aprender, difícil de dominar”.

Dentro del plantel de 74 personajes de decenas de sagas diferentes, es fácil que todo jugador encuentre a su personaje favorito representado. Desde los más jóvenes que disfruten manejando a personajes de sagas como Splatoon, Pokémon, Super Mario o Animal Crossing a los más jugones que quieran manejar a personajes de The Legend of Zelda, Fire Emblem, Xenoblade Chronicles, Metroid o Earthbound, sin olvidar a quienes dejarán caer lágrimas de nostalgia al jugar con personajes de Kid Icarus, Ice Climber o Duck Hunt, y los grandes invitados como Sonic, Pac-Man, Mega Man, Solid Snake, de Metal Gear Solid, Ryu y Ken de Street Fighter, Cloud de Final Fantasy VII, Simon y Richter Belmont de Castlevania y Bayonetta, de su saga homónima. ¡Incluso se puede crear a un personaje Mii y luchar con él.

Todos los personajes que han pasado por la saga están en Super Smash Bros. Ultimate junto a muchas nuevas incorporaciones, y está ideado para ser el juego de lucha definitivo de Nintendo Switch, siendo tan sencillo empezar a jugar y divertirse en solitario o en multijugador, como conseguir recompensas y nuevos personajes y espíritus constantemente probando los diferentes modos de juego, o modificar todas las reglas de cada combate a tu antojo para crear los combates más especiales y alocados.