Análisis Trinity: Souls of Zill O’ll

Título: Trinity: Souls of Zill O'll                    Plataforma: Playstation 3

Genero: RPG de acción                             Distribuidora: Koch Media

Estar en el sitio adecuado en el momento justo puede ser en muchas ocasiones clave para que un proyecto, del que apriori se esperan enjutos resultados, obtenga un espontaneo éxito. Al Ries, el escritor y experto en marketing nacido en Estados Unidos sentenció:“La estrategia, el sentido de la oportunidad y del momento exacto son las más altas cumbres del marketing. Todo lo demás son apenas colinas”. Y ¿a qué viene todo esto? se preguntará el astuto lector. Fácil, Trinity: Souls of Zill O'll es la imagen física de todos estos conceptos; un título mediano en todos sus apartados, ojo, que no malo, pero que se hace un hueco en el catálogo de PS3 gracias a su sentido del momento y de la oportunidad. Valores ambos que se fusionan en este caso concreto gracias a la escasez que a día de hoy sufre la sobremesa de Sony, en el viejo continente, de RPG´s de acción nipones. ¿Los artífices de la maniobra? Omega Force, Tecmo-Koei y Koch Media.

La alianza formada por Tecmo-Koei y Omega Force es una de las más longevas que se conocen en la industria del videojuego japonés, fruto de ella son las casi infinitas sagas Dynasty y Samurai Warriors. No está exento de mérito pues, que La estrecha colaboración entre editora y estudio haya disfrutado de un modo regular del reconocimiento de público y crítica, eso sí, en su pais de origen, que es realmente el target al que todo este material va dirigido. En cualquier caso, Trinity: Souls of Zill O’ll, precuela de una saga que nunca cruzó las fronteras de oriente, llega a nuestro territorio para sondear al público occidental y confirmar que acogemos de mejor grado una buena historía de fantasía heroica que la enésima epopeya de estirados samurais con estrictos códigos de honor en el Japón feudal.

 

 

VYASHION, UN CRISOL EN ESTADO DE EBULLICIÓN

Dada su exactitud en el pasado, el Rey Balor teme la profecia del Canciller Zofor, su consejero de confianza. En ella se advierte que un Rey morirá a manos de su propia descendencia. Temeroso ante el augurio, el vil monarca no duda en levantar cielo y tierra para encontrar y acabar con su propia hija, desterrada tiempo atrás. A pesar del esfuerzo, las huestes de Balor sólo consiguen arrebatar la vida a Lugh, consorte de la princesa, que en sus últimos momentos consigue poner a salvo a su familia. Con aquella tragedia las desgracias de Areus, semielfo primogénito de la pareja y eje sobre el que rota la historia en el juego, no hacen más que empezar; la ambición desmedida del Rey Balor por evitar cualquier atisbo de unidad en Vyashion somete al continente a una presión constante en la que Dyneskal y Rostor, los dos imperios que dividen esas tierras, luchan sin cuartel por sobreponerse a su rival y conseguir el poder absoluto.

Estos sucesos son los que han quitado a Areus todo en la vida y al mismo tiempo el vehículo que usará para consumar su venganza contra el monarca. Integrado en el ejército de Dyneskal como mercenario, aguarda con suma frialdad su momento. Y no lo hará sólo, Dagda, una brutal y bonachona masa de músculos de desproporcionado tamaño y Selene, una misteriosa y seductora maga asesina harán causa común con el semi-elfo; cada uno con sus propias metas y objetivos.

 

 

De este modo Omega Force intenta, con relativo éxito, trasladar la épica oriental de las historias de samurais, ronins y malvados emperadores de ojos rasgados a un ambiente de fantasía medieval más cercano a nuestra cultura. Y no sólo a nivel de argumento. Los personajes, su forma de actuar y cómo están presentados no esconden la fuente de la que beben; el japón medieval más típico. Enanos, elfos, humanos, vampiros... es tal el crisol de razas, etnias y mestizajes que componen el ficticio continente que en muchos momentos se convierte en detonante para tensiones, discusiones y enfrentamientos entre los NPC´s que encontramos por el camino. Sin quejas pues, la historia es buena, los personajes secundarios son muchos y variopintos y, en resumidas cuentas, se nos cuenta una trama principal con el consabido móvil de la venganza como hilo principal pero aderezado con historias secundarias suficientemente diversas como para que el tedio no comparta con nosotros las decenas de horas que nos ofrece el juego.

 

ENTRE EL DESFASE VISUAL Y EL DIGNO APARTADO SONORO

Ya desde el primer vistazo sentimos cómo Trinity: Souls of Zill O’ll nos trasporta a otra época. Concretamente a 2.004. Incluso con ese filtro que el estudio ha creido oportuno mostrar en todo momento para intentar dar una apariencía de acuarela vetusta a la imagen, gráficamente el juego se mueve en la frontera que separa esta y la anterior generación de consolas, es así de claro; sin ir más lejos podríamos compararlo en el plano técnico con la remasterización en alta definición que el pasado 2010 Sony editó de las dos primeras partes de God Of War. Y aún más, si profundizamos un poco y entramos en odiosas comparaciones, vemos cómo la saga de Sony Santa Monica supera a Trinity en animación de personajes o diseño. Si al menos el estudio nos hubiese ofrecido esta factura tecnica a una resolución fullhd... pero es que ni eso, el juego corre en todo momento a 720P.

 

 

No todo es negativo, no obstante, para paliar en la medida de lo posible la pobreza general en texturas o filtros AA el juego nos muestra algunos Fx´s en luces y reflejos (agua, hechizos...) dignos de mención , además la tasa de cuadros por segundo es estable y sólo en momentos puntuales de sobrecarga puede sufrir alguna bajada. Por otra parte, son muchos y variados tanto los enemigos que componen el bestiario (trolls, dragones, colosos, bestias aladas...) como los escenarios a recorrer que a menudo, gracias a una acertada interacción, podremos usar contra nuestros adversarios. Bosques, nevados parajes, desérticos yermos, túneles y construcciones subterraneas... por mencionar algunos, aunque francamente, la dinámica de repetir 3 y 4 veces cada fase hace que acaben volviéndose un pelín monótonos. Con todo, y haciendo una media, lo nuevo de Omega Force consigue un aprobado justito en lo visual.

Música, voces y efectos de sonido, sin embargo, suben la nota media y consiguen aportar el toque épico que pide un título de este orden. Temas de orquestación muy bien arreglados, contundencia en rugidos, explosiones, golpes, mandobles etc. todo en orden salvo la absoluta falta de localización al español, ni textos ni voces, por bien que suenen estas últimas. De modo que, ya sabéis, si no estáis mínimamente versados en la lengua de Shakespeare... keep out !!

 

 

 

TRES ALMAS, TRES OBJETIVOS, TRES MANERAS DE ENTENDER EL COMBATE

Trinity: Souls of Zill O’ll es un juego de rol nipón de acción, ello implica un 60 % de hack´n slash (al más puro estilo Dinasty Warriors) y un 40 % de rol sube-niveles-como-si-no hubiera-un-mañana. Aquí, la particularidad es que vamos a ir alternando entre los tres personajes protagonistas a un sólo golpe de botón. Dagda, es la típica apisonadora en el combate cuerpo a cuerpo, Selene es la especialista en artes arcanas, la más veloz del equipo y en consecuencia el componente del grupo perfecto para ataques a más larga distancia. Y por último, Areus, el término medio que equilibra sus dotes como espadachin con un variado repertorio de hechizos. La colaboración entre ellos se torna fundamental en el desarrollo de la aventura y será de vital importancia descubrir los puntos débiles del enemigo ya que cada heroe es especialista en varios tipos de daño tanto físico como elemental (tierra, fuego, agua y aire). Tras cada batalla, y dependiendo de lo inteligente de nuestro ataque, nuestra salud se restaura y recibimos más o menos puntos de experiencia en forma de orbes escarlatas que posteriormente podremos usar para potenciar las habilidades y estadísticas del trio.

Durante el devenir de la aventura visitaremos hasta siete ciudades distintas, en ellas, y por medio de los gremios, se nos irán encargando misiones que abrirán a su vez distintas estancias y localizaciones en el mapa principal. No esperéis urbes en 3D con calles para perderse. Las actividades o lugares a visitar en ellas están plasmadas al más puro estilo Final Fantasy Tactics, es decir, ilustraciones 2D y un puntero para decidir si, entre otras opciones, queremos charlar con los parroquianos de la taberna o quizás ir al sempiterno mercader para mejorar nuestro equipo. No obstante, la inclusion de algún minijuego o las combates en las Arenas aportan a nuestro paso por los pueblos un punto más de interés.

 

 

El tener que dirigir a este trio en mil y un combates causaba en este que suscribe una cierta desazón a primera vista. El motivo no era otro que el no poder atender debidamente a la pelea en curso por tener que estar pendiente de los compañeros controlados por la cpu. Por suerte, estos temores eran infundados, la IA con la que Omega Force ha dotado al improvisado triunvirato es bastante buena, de hecho, no son pocas las ocasiones en que su astuta y automatizada gestión me han salvado de tener que cargar una partida anterior. También en términos de IA un escalón más abajo se encuentra el amplio abanico de secundarios que se cruzarán en nuestro camino. Zelashell, Sheelagh, Xenetes y otros cazarecompensas unirán fuerzas con nosotros cuando hayan intereses comunes, su presencia, sin duda, nos hará más amena la aventura. Otro punto que corre a favor del juego es su falta de linealidad. divididas por zonas y por su importancia en la historia, podremos realizar las tareas que se nos encargan en el orden que se nos antoje, eso sí, el mapa ya se encarga de advertirnos el nivel recomendado para entrar en ellas, allá vosotros si hacéis caso omiso.

Es inevitable que el combate se nos antoje un tanto simple en los primeros compases, pero todo tiene su razón de ser. Cómo comentábamos lineas atrás iremos alternando entre los tres heroes, de modo que podría haber sido un error implementar combos y ataques más complejos. Bastante dificil nos lo pone ya a veces la propia cámara del juego. Recordad que hay que pensar en el trio como en un un sólo individuo. Aun así, tenemos devastadores ataques combinados y especiales con la simple pulsación de dos botones de nuestro Dualshock que nos serán de lo más útil en situaciones extremas. En resumen, tras la primera impresión, la experiencia de juego en Trinity: Souls of Zill O’ll mejora con el paso de las horas y es rica en estrategias. Podemos afrontar la batalla aporreando botones o podemos atacar allí dónde a nuestros adversarios más les duele, eso, combinado con un catálogo armas, equipo, hechizos y habilidades que poco o nada tiene que envidiar a la competencia hacen que el juego sea, palabra clave, divertido, que ya es algo. ¿No creéis?.

 

 

LO QUE ÉS Y LO QUE PUDO HABER SIDO

Volviendo a lo que comentábamos al inicio de este texto, Trinity: Souls of Zill O’ll llega a nuestro territorio buscando encajar en un subgénero no masificado en Ps3, y lo hace con relativo acierto. La compañía no ha errado en cuanto al momento y la oportunidad, pero también es cierto que al producto final le han faltado unos mejores acabados con los que compensar a nuestras retinas a cambio de su precio, al igual que un modo multijugador cooperativo, que le habría ido que ni pintado y, al menos, estar traducido al castellano. Así y todo, la propuesta jugable de Trinity: Souls of Zill O’ll es divertida e incluso original; veremos qué nos depara la saga en el futuro.

 

LO MEJOR

  • 3 Heroes, 3 formas de enfrentarnos al enemigo.
  • Equipo, misiones y hechizos para dar y tomar.
  • Algunos jefes finales son muy espectaculares.
  • Buena historia, muy rica en matices.
  • Un gran número de personajes secundarios.
  • Horas de juego en cantidad con un desarrollo no lineal.

LO PEOR

  • En algunos momentos, la cámara y el sistema de marcaje al enemigo.
  • Técnicamente flojo.
  • Ausencia de multijugador cooperativo, el juego parece ideado para ello. No lo entendemos.

 

NOTA: 7/10