Análisis Swarm

Título: Swarm                                         Plataforma: Playstation 3, Xbox 360

Genero: Plataformas                        Distribuidora: UTV Ignition  

Tras los notables Penny Arcade Adventures y Deathspank, los canadienses Hothead Games vuelven a asaltar las tiendas digitales de Xbox 360 y Playstation 3 con Swarm, una odisea de scroll lateral en la que manejamos a unas rechonchas criaturas azuladas llamadas Swarmites que no temen sufrir la más cruel de las muertes siempre que ésta contribuya a la expansión del organismo madre al que pertenecen. Dentro de tan bizarra propuesta se esconde una de las entradas más fuertes en los últimos meses en los bazares online y un desafio no apto para impacientes ni para jugadores con dos manos izquierdas, sín embargo, si echas de menos los tiempos en los que ver la escena final de un videojuego no era algo que sucedia cada ocho horas en tu vida eres bienvenido. Es posible que en estos pequeños suicidas con sobrepeso encuentres la horma de tu zapato.

 

MAMA NECESITA UN NUEVO SOMBRERO

 

Lo primero que vino a mi mente tras contemplar el material de promoción de Swarm meses atrás fueron las tardes invertidas en las dos aventuras del Capitán Olimar y sus Pikmins en Gamecube. No obstante sólo tenemos que arañar la superficie para darnos cuenta de que todo parecido con la saga de Miyamoto acaba en esa primera impresión. Lo nuevo de Hothead es un juego de plataformas con unos protagonistas muy especiales, 50 swarmites que deben atravesar unos escenarios con más trampas que una película de chinos y recolectar piezas de ADN y demás material genético para que el ser que les dio la vida y que en el juego llaman Madre crezca y se expanda a lo largo de un dantesco mundo que, por motivos que desconocemos y que tampoco importan mucho, tiene interés en conquistar.

Nada más empezar nivel Madre da a luz a cincuenta de sus criaturas a las que controlamos al unísono, estas han de cruzarlo evitando trampas a cual más maquiavélica, saltando precipicios, luchando contra monstruos e incluso resolviendo algún que otro esporádico puzle. La salud de nuestro enjambre viene representada directamente por el número de miembros que lo forman, en otras palabras, si no nos andamos hábiles los obstáculos en el camino se irán cobrando las vidas de nuestros simpáticas y sufridas víctimas hasta que el contador llegue a cero. Y los escenarios no lo ponen fácil, nos guste o no es inevitable que estos encuentren su fin con un catálogo de muertes que haría palidecer al más despiadado de los inquisidores. Revientan por explosiones, se despeñan al saltar salientes, son empalados como los enemigos de Vlad Tepes, incinerados hasta ser reducidos a cenizas... y lo mejor es la nobleza con la que estos bichos encajan la muerte de sus hermanos, con absoluta indiferencia y ofreciéndose gustosos, por obra y gracia de nuestro control, para ser los  siguientes. Sí, suena cruel y despiadado pero en realidad el juego está impregnado de un sentido del humor algo macabro que nos saca no pocas sonrisas en no pocas ocasiones.

El objetivo no es sólo llegar al final de la fase y sobrevivir. Continuar al siguiente nivel requiere una cierta cantidad de cadenas de ADN, que en muchas ocasiones sólo conseguiremos matando parte de nuestro enjambre, y de superar una puntuación y, damas y caballeros, aquí es donde la dificultad del juego se dispara -benditos y abundantes puntos de control- y mide el lomo a más de un "experto" jugón. Recolectando material genético menor y sacrificando swarmites (con cuidado de no mermar demasiado el grupo) sumamos puntos que van subiendo al marcador, sí encadenamos la recolección dentro de un tiempo límite entran en juego los multiplicadores, elemento del todo imprescindible para subir nuestra puntuación "seriously", que fucionan como lo hacen en muchos shoot´em up nipones.

Como ya podéis imaginar, nuestra misión en el juego no es simplemente demostrar cuán habilidosos somos con el pad. La optimización por elevar nuestra puntuación a lo más alto nos lleva por dos modus operandi radicalmente opuestos que chocan entre si y que en ocasiones logran sacar alguna palabra malsonante de nuestros labios. Contrastan por tanto el tener que meditar cada paso, sobre todo en niveles avanzados, e incluso retroceder en el escenario con la vital carrera contrareloj a la que estamos obligados si queremos un apetecible multiplicador de puntos en el marcador. Porque no todo son zancadillas en nuestro camino, la inevitable perdida de miembros en nuestra alocada secta se compensa con nidos de congéneres que la completan hasta 50 en caso de haber tenido bajas. Así mismo el juego nos premia tanto por el sacrificio de Swarmites como por su supervivencia. En el primer caso sumando puntos y desbloqueando medallas de muerte y mega-muerte con nombres tan sugestivos como Incinerado, Espetado, empalado o asfixiado que dejan en nuestro palmarés una macabra estadística y, hablando ya de sobrevivir, pasar sobre determinadas areas del terreno marcadas con una cifra nunca superior al 50 permiten, si la cantidad de miembros en nuestro grupo es igual o superior a ella, que aparezca de la nada una casi siempre suculenta ración de material genético dispuesto  a engrosar nuestro haber.

 

DIVERTIDOS ESCLAVOS DE LA MASA

 

Las capacidades de nuestro ejército de suicidas no se limita a saltar obstáculos cual onírico rebaño de ovejas, al toque de un botón podremos contraerlos o desplegarlos según dicten las circunstancias del momento, del mismo modo que podremos arrojarnos contra enemigos y elementos del escenario para golpearlos, coger carrerilla, lanzar objetos o formar una azulada torre, cual Castellers de Vilafranca, para alcanzar lo que no esté a nivel de tierra. Consideramos por tanto más que suficiente el abánico de movimientos que se ponen a nuestro alcance, y más aún teniendo en cuenta que no son muchos los niveles a recorrer y que sólo hay dos "big bosses" que derrotar. Esta a priori escasez de contenido puede llevar a equívocos y a pensar que en unas pocas horas hayamos destripado el juego. No. La repetición de fases en busca de alcanzar la puntuación exigida para alcanzar la siguiente etapa es una constante durante el juego, esto consigue que no sea un título con el que invertir horas y horas seguidas, Swarm se ha concebido para retarnos en cortos espacios de tiempo. Se apodera de nosotros una inquietante frustración cuando acabamos el nivel en curso y nos damos cuenta de la ingente cantidad de puntos que nos resta para satisfacer a Madre, al igual que maldecimos todo lo sagrado cuando morimos tras lograr que en nuestro multiplicador brille una cifra de dos dígitos y no hemos conseguido darles uso. Por último, los rankings de puntuación con filtro público o privado le añaden al juego una pequeña dimensión multijugador ya que nos permiten tanto comparar puntuaciones con nuestros contactos como con el resto del mundo.

En lo visual el juego cumple con secillez su cometido mostrando sus dantescos escenarios con fluidez y haciéndonos disfrutar con la animación de sus protagonistas principales. Destacar la resolución 1920 X 1080 a la que corre, al menos en la versión de Playstation 3, para mayor satisfacción de los poseedores de paneles FullHD. Igual ocurre con  el sonido que, con gruñidos y gritos en vez de diálogos, y fx´s que parecen sacados de un pantano maldito, aporta su grano de arena para conseguir esa ambientación que se mueve entre lo macabro y lo humorístico que tanto nos gusta. Amén para sus temas musicales, muy en plan Familia Addams.

La propuesta en formato digital de Hothead Games es un pequeño respiro entre tantos disparos, subidas de nivel y carreras sobre ruedas. Los poco más de 450 mb que ocupa en el disco duro y los 13 € (1200 MS en Xbox 360) que cuesta valdrán bien la pena para todos aquellos que busquen un verdadero reto que batir a la antigüa usanza. Swarm se deja jugar con un delicioso control y nos ofrece una experiencía de juego a tomar en pequeñas dosis en prevención de cardiopatías y/o ataque de furia dada su dificultad. Todo se mezcla en un infernal caldero donde el humor tambien es un ingrediente principal y contribuye a un producto final original, divertido y que te hace querer echar otra partida cuando piensas en él. Recomendado.

LO MEJOR

  • Original. Perfecto para desintoxicarnos un poco de lo de siempre.
  • El control de los Swarmites y sus habilidades
  • FullHD
  • El juego te obliga a esforzarte si quieres pasar de fase, todo un reto...

LO PEOR

  • ... que puede desesperar a muchos.
  • No destaca en el plano visual ni en el sonoro.
  • Disponible exclusivamente en formato digital.

 

NOTA 7.5/10