Análisis Dead Cells

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Título: Dead Cells                         Plataformas: PC, Xbox One, PS4, Switch, Linux y MAC

Género: Acción y plataformas         Desarrolladora: Motion Twin

¿Estás preparado para morir? ¿a querer lanzar el mando por la ventana? ¿a creer que la edad ya ha hecho mella en tus reflejos? Si todas tus respuestas son afirmativas, bienvenido. Dead Cells te abre sus puertas para reconvertir tu percepción de la simbiosis entre diversión y dificultad. Porque no nos engañemos, el reto que te va a suponer superar este videojuego le confiere ya un punto de empaque, de buen hacer, que ya de primeras le hace merecedor de un aprobado sin tan siquiera haberlo catado. Aquí no encontrarás guías, pasillos e indicaciones para carrilearte hasta un final previsible. No, error. Dead Cells te hará repensarte muchas estrategias que hasta ahora te habían funcionado y lo hace sin darte cuenta, sin empujarte, simplemente te dejas llevar. Ya estás atrapado. Comienza una de las mejores aventuras del siglo XXI con un sabor añejo y romántico del XX.

Pero, ¿qué es Dead Cells? Pongámonos en antecedentes. Es un título de acción y plataformas inspirado en títulos como Castlevania o Dark Souls (ya profundizaremos más adelante en ello) ubicado en un castillo en constante expansión que acaba de salir del acceso anticipado en la plataforma Steam y que ya está disponible desde el pasado 7 de agosto en PC, Xbox One, PS4 y Switch. El videojuego, desarrollado en un particular y preciosista 2D, nos llevará a explorar la inmensa fortaleza con una premisa básica: no hay segundas oportunidades. Si mueres, vuelta a empezar. Y lo mejor de todo es que la estructura de las zonas que habíamos visitado cambia por completo.

 

HISTORIA

 

El hilo argumental sobre el que pivota Dead Cells es poco original dentro de los típicos metroidvania sobre los que basa su propuesta jugable. En esta ocasión, encarnamos a un héroe caído que vuelve de entre los muertos. Su misión es descubrir qué ha sucedido para que una gran infección haya provocado la locura de todos los habitantes y su transformación en monstruos de todo tipo. Y lo iremos descubriendo a medida que avanzamos a través de cartas, habitaciones con lugares en los que investigar, testigos aún cuerdos y un misterioso alquimista que intenta encontrar la cura. Aquí tenemos la primera fuente visible de su influencia de la saga Dark Souls: contarnos la historia a través de pequeños detalles que deberemos ir uniendo y que nos empujarán a explorar a fondo todos los escenarios y no solo a machacar botones eliminando enemigos.

 

GRÁFICOS

 

Resulta gracioso que a la hora de instalar la versión de Dead Cells en nuestro PC, plataforma sobre la que se basa esta review, el juego no alcance los 500 megas de espacio en el disco duro. Muy lejos de otros juegos que ya superan con creces los 40 y 50 Gb. Una cifra que a priori puede resultar indicativa de que nos encontramos ante un juego desfasado y poco acorde al siglo XXI en el que los gráficos hiperrealistas y las resoluciones 4K se han asentado como la base estándar sobre la que medir cualquier propuesta jugable. Más allá de todo eso, Dead Cells apuesta por la romántica y entrañable técnica de pixel art y nos propone un mundo colorido, lleno de detalles en el que las texturas en ultra y las sombras de alta definición pasan a un segundo plano.

Todo lo que se muestra en pantalla es preciosista, tiene un sentido directo en la jugabilidad y pese a ofrecer una perspectiva muy alejada de los grandes títulos Triple A, este juego indie luce como nunca para haber nacido en el año 2018. También ayuda el hecho de que al ser una propuesta en 2D de scroll lateral, la exigencia técnica no requiere de grandes esfuerzos por acercarse a la realidad. Tampoco lo necesita. La sangre que brota de tus enemigos al golpearlos son pequeños píxeles que te hacen recordar aquellos maravillosos años 80 y 90. Lo mismo sucede con las armas y los gadgets que equiparemos. Los píxeles grandes dan forma a un juego que en movimiento parece una melodía perfectamente diseñada en la que no hay disonancias ni bemoles perdidos.

El juego no tiene limitaciones de imágenes por segundo en PC pero en cambio en el resto de plataformas está capado a 60fps. En el caso de la versión de sobremesa, no hay apenas opciones gráficas más allá del Vsync o jugarlo en pantalla completa o en ventana. Por ello no sorprende que los requisitos mínimos para poder moverlo sean un i5, 2Gb de RAM y una tarjeta gráfica de hace más de una década: Nvidia 450 GTS o Radeon HD 5750. Requerimientos que permitirán a cualquier jugador con un PC o incluso un portátil bastante antiguo mover el juego sin problemas. Todo un tanto a su favor para llegar a más potenciales jugadores.

 

JUGABILIDAD

 

Nada más arrancar el juego nos aconseja en letras mayúsculas jugarlo con un mando. Encendemos nuestro periférico de Xbox One y descubrimos que tenían mucha razón. El juego se maneja a la perfección con él y lo hace con bastante simplicidad: un botón para saltar, otros dos para las dos armas principales, los dos gatillos para las armas secundarias y por último un botón para esquivar. No hay más. Así de simple y sencillo. Dead Cells es el típico juego en el que es fácil aprender a jugar pero difícil dominarlo. Su curva de dificultad es todo un reto que, pese a desesperar más de una vez al que escribe estas líneas, termina enganchándote. Puntualización aquí al hecho de que no se puede reprochar a sus desarrolladores, el joven estudio Motion Twin de tan solo 10 personas, nada cada vez que muramos porque la respuesta de los controles es exquisita y todo fluye a la perfección mientras saltamos, golpeamos al enemigo y esquivamos. Si mueres, en la mayoría de ocasiones, será por precipitación.

Y es aquí donde el juego tiene una de las características que le hace tan especial. Dead Cells rehúye de los mata-mata y te propone avanzar sin prisa pero sin pausa. Ir de manera alocada sin pensar previamente cuándo atacar o dónde soltar nuestra trampa o nuestra bomba de hielo te puede llevar a la muerte. Y si lo haces vuelves a empezar. Todos los escenarios se vuelven a recalcular y nada será como antes. Y así una y otra vez de forma sucesiva. ¿Entonces cómo llegamos a superarlo? Tranquilos. De vez en cuando, cuando eliminemos a enemigos, éstos soltarán unas valiosas células. Nuestro objetivo será ir recolectándolas para poder adquirir habilidades que nos facilitarán nuestro avance en el juego. Una vez superemos el primer escenario, y así en todos y cada uno de ellos, llegaremos a la zona en la que unos simpáticos aliados nos permitirán gastar nuestras células. Y no te preocupes. Si has conseguido 15 y una habilidad por ejemplo una pócima de vida cuesta 20, se guarda el progreso. La próxima vez que vuelvas, hayas muerto o avanzado de nivel, solo necesitarás 5 más para desbloquearlo. Una característica que nos empujar a seguir jugando y perseverar en avanzar en el juego.

También mantendremos, desde el momento en que las desbloqueemos, independientemente de si morimos o no, habilidades que podremos conseguir y que nos permitirán avanzar en los escenarios y volver a lugares que antes no podíamos. Una característica típica de los metroidvania que aquí se mantiene inalterable.

Otro punto reseñable es la ingente cantidad de armas y gadgets que podremos encontrar y comprar por las monedas de oro que iremos obteniendo de los enemigos que eliminemos. Espadas, hachas, martillos gigantes, ballestas, escudos, trampas, bombas… Todas ellas con bonificadores y sinergias que disparan hasta casi el infinito las posibilidades. Hay armas que congelan, otras que queman, otras que desangran y equipamiento que hace más daño dependiendo de esos estados. De esta forma hay múltiples variables a la hora de enfrentarnos a los enemigos y salir victoriosos y que iremos aprendiendo a medida que avancemos y volvamos a empezar en un bucle infinito. Una pequeña carrera universitaria en un castillo lleno de peligros y secretos que engancha irremediablemente.

Pero en una propuesta tan simple y directa, no podían faltar los jefes finales. No es que sean muy abundantes pero los que hay ofrecen una serie de retos que pondrán a prueba nuestros nervios de acero y nuestra habilidad a la hora de movernos por el escenario y hacer uso de las armas sabiamente.

Para añadir un punto rpg a la receta, a medida que avancemos podremos ir mejorando las tres ramas de las que dispone nuestro renacido guerrero: brutales, tácticas y de supervivencia. La primera, obviamente, engloba a todas las armas, la segunda a los gadgets y dispositivos y la tercera a escudos o habilidades que nos den puntos de vida extra. Subir unas u otras, también marcará de manera positiva o negativa en nuestro devenir por el juego porque unas nos permitirán hacer más daño pero otras nos darán más puntos de vida. Es tu decisión cómo afrontar el reto e ingredientes no te van a faltar.

Por último, para los amantes de los speedruns, el juego ofrece en todo momento un cronómetro que marca nuestra rapidez a la hora de afrontar los desafíos. Si lo hacemos rápido habrá puertas que solo están abiertas hasta un tiempo definido. Si llegamos antes de que se cierren para siempre podremos hacernos con equipamiento más poderoso. Pero claro, ello conllevará asumir muchos riesgos contra todos los enemigos y trampas que nos encontraremos. De ti dependerá si merece la pena correr o desechar el acceso a esa habitación con una espada con el triple de daño que la tuya y evitar así dar un paso en falso y morir. Y vuelta a empezar. Así de simple. Así de adictivo.

 

SONIDO

 

Es quizás el apartado en el que el juego de Motion Twin brilla menos. Durante nuestra aventura, la banda sonora nos ofrecerá piezas de corte ambiental que darán paso a otras más épicas y frenéticas en los momentos de acción. Como es lógico, cada arma que utilicemos cuenta con un efecto sonoro distinto y se recrudece si ejecutamos un golpe crítico o si nos propinan un fuerte golpe. Efectos sonoros que también se enriquecen con los que ofrecen los entornos en los que nos moveremos (mazmorras, jardines, catacumbas…).

En lo que concierne a las voces, éstas están en inglés y son bastante escasas puesto que toda la narrativa recae en textos que si que están doblados al castellano. Una decisión deliberada por parte del estudio para que la atención recaiga en la acción y la toma de decisiones.

 

CONCLUSIÓN

 

Dead Cells es un soplo de aire fresco al género metroidvania y sin duda, uno de los mejores indies que podemos encontrar en el mercado. Si el año pasado Hollow Knight sorprendió a propios y extraños, este 2018 tiene ya elegido. La muerte y las células, el ying y el yang de Motion Twin, terminará atrapándote hasta que consigas superar todos sus desafíos y niveles, algo que para los menos habilidosos puede requerir hasta 20 horas de juego. Dead Cells es una propuesta desafiante, pero enriquecedora y casi sin límites porque una vez que derrotemos a la mano del Rey se nos otorga una célula de jefe para ascender el nivel de dificultad. Y así de forma sucesiva hasta alcanzar cuatro niveles de dificultad adicionales. Por eso, los amantes de los títulos desafiantes tienen en Dead Cells una oportunidad única para poner a prueba sus habilidades. Y de paso, conocer en primera persona las virtudes de la reencarnación infinita. Avisados estáis.

Lo mejor

  • Multitud de horas de diversión con mapas únicos y variables.
  • Si te gustan los juegos metroidvania, esta es la mejor propuesta para 2018.
  • Sus reducidos requerimientos técnicos permiten su disfrute en cualquier ordenador o portátil.
  • Gran calidad gráfica gracias al uso del pixel art.

Lo peor

  • Dificultad, en ocasiones, muy elevada. Puede llegar a frustrar a los jugadores menos pacientes.
  • Pocos enemigos de gran nivel.
  • La historia es muy pobre en matices y predecible.

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NOTA: 9