Análisis Dragon Age II

Título: Dragon Age II                                            Plataforma: PC, Xbox 360 y PlayStation 3

Genero: RPG                     Distribuidora: Electronic Arts

No es necesario ser un experto en materia de videojuegos para saber que Bioware es sinónimo de calidad cuando hablamos de rol digital. La trayectoria de estos canadienses da fe de lo dúctiles y maleables que han sabido ser desde que, a mediados de los noventa, abrieran la Puerta de Baldur para mostrar a los aficionados al género las muchas satisfacciones que occidente podía darles. No fue hace mucho más de año y medio que el estudio se reencontró con sus raíces volviendo al medievo fantástico que lo encumbró en el pasado con el sobresaliente Dragon Age: Origins, una producción que conquistó a medios y público por igual y que fascinó especialmente a los simpatizantes del rol más puro, los mismos que ahora, con Dragon Age 2, contemplan con desasosiego los polémicos cambios que sus creadores han estimado oportuno efectuar en la recién nacida saga.

Sí, Bioware puede presumir de flexibilidad y de ser gran diestra en casi cualquier plaza de toros que pisa. Echando la vista atrás después de más de quince años de vida estos expertos en compatibles han sabido dar lo que se espera de ellos en muchas plataformas. Baldur´s Gate o Neverwinter Nights nacieron en PC, es cierto, pero otros éxitos como Jade Empire o Sonic Chronicles: The Dark Brotherhood vieron la luz en la Xbox original y en Nintendo DS respectivamente y ambos con excelentes resultados finales. Y ahí está lo que les hace  grandes, siempre con el rol como fuente de inspiración (MDK 2 aparte), cada lanzamiento ha sido un sonoro éxito que ha contribuido a afianzar más su solidez como desarrolladora. La cara, podríamos decir, menos amable de todo esto es la presión a la que este Rey Midas del software se ve sometido con cada uno de sus proyectos. De Bioware sólo se espera lo mejor y aún más en los últimos tiempos, con el doble mérito que supuso el desarrollo de Dragon Age: Origins y sus expansiones al mismo tiempo que Mass Effect, su actual vaca sagrada. Son quizás este tipo de expectativas los que hacen que a compañías de este nivel, que nos tienen acostumbrados a lo mejor de lo mejor, no se les pase por alto determinados cambios de rumbo ni altibajos que probablemente no nos habrían importado de ser otros sus autores.

Los excelentes resultados de Dragon Age: Origins no fueron obstáculo para que la comunidad de consolas, digámoslo claro, el "target" de casi toda desarrolladora hoy día, elevara alguna que otra queja alegando lo engorroso del control de un juego que aunque multiplataforma estaba pensado por y para fieles del combo teclado + ratón. Y razón no les faltaba. Control, interfaz, perspectiva... los usuarios de compatibles se vieron beneficiados frente a la armada consolera en lo que ellos ya definían como un nuevo amanecer en el rol más tradicional y clásico para su plataforma favorita.

 

LA LEYENDA DEL CAMPEÓN DE KIRKWALL

 

El pícaro enano llamado Varric es entrado a la fuerza en unas misteriosas dependencias por miembros de La capilla, allí, la buscadora Cassandra Pentaghast lo somete a un exhaustivo tercer grado a sabiendas de su implicación en la forja de la leyenda del llamado Hawke. ¿Cómo comenzó todo? ¿Qué fue de él y de sus camaradas de armas? ¿dónde se halla? es imperativo conocer la respuesta a estas preguntas pues La Capilla se haya fraccionada y al borde del caos. Se requiere pues la figura de aquel que estuvo en el centro del huracán cuando todo empezó. Más interesada en la verdad que en leyendas, la buscadora quiere respuestas y una explicación detallada de las vicisitudes que rodearon al personaje en cuestión aun a riesgo de que el deslenguado enano tergiverse el relato a su conveniencia. Desde el principio, desde el éxodo que, junto con parte de su familia, lo llevó a la majestuosa Kirkwall huyendo de la ruina hasta el presente. De este modo, alternando escenas con los principales títulos de crédito, se nos introduce en Dragon Age 2, una epopeya de magia, acero y sangre dividida en tres actos. Además, quienes jugaron a la precuela podrán ver reflejados sus pasadas acciones en esta nueva entrega. En un momento de la conversación Varric es preguntado acerca de los sucesos acaecidos en Origins y ahí podremos importar la partida guardada o bien seleccionar una de las tres opciones "prefabricadas" que se nos ofrecen.

Dos géneros -hombre o mujer- y tres clases -guerrero, mago y pícaro-. Esos son los paupérrimos parámetros que podemos configurar de nuestro héroe además de la posibilidad de modificar algunos rasgos físicos y de darle un nombre. Sí, se apellida Hawke pero somos nosotros los encargados de bautizarlo como si de un medieval comandante Shepard se tratase. De este modo se consigue recrear la figura del héroe o la heroína como algo casi predeterminado, con algunas opciones a nuestro albedrio pero siempre con el molde que el estudio pone a nuestro alcance, al igual que ocurre cuando oímos su voz por primera vez, Bioware quiere darnos un protagonista esculpido por sus artistas, no un clónica fábrica de avatares. Se nos presenta como tutorial la huida de Lothering, el hogar de Hawke y uno de los pueblos que visitábamos en Origins, y ya en esos primeros momentos se nos empieza a introducir en la dinámica del juego. Tras las primeras batallas, conversaciones y sorpresas nuestro grupo de parias llega de ultramar a los muelles de la verdadera protagonista de la historia, la ciudad de Kirkwall, dónde realmente comienza el juego.

Las vidas, intrigas y conspiraciones que se esconden tras los muros calles y plazas de la majestuosa ciudad que otrora fue un bastión esclavista son el pilar del hilo argumental del juego y muy especialmente de su primer acto. Como un grupo más de indeseables emigrantes que se agolpan a sus puertas la urbe nos acoge no sin el recelo de las clases más altas de su sociedad. Una sociedad fragmentada y estamentada donde las rivalidades y el clasismo están a la orden del día, sin ir más lejos la mutua desconfianza entre paladines y magos, considerados estos últimos casi como unos apestados fuera de la ley, es llevada al extremo incluso dentro de nuestro entorno familiar. Y no sólo ahí, de nuevo nuestros variopintos compañeros de armas persiguen sus propios objetivos, quizás de un modo más marcado en esta secuela, y volverán a hacer que la barra de amistad y rivalidad oscile según nuestros actos, si conseguimos el amor o la rivalidad absoluta con algunos de ellos, al margen de la pertinente escena subida de tono, desbloquearemos una actitud pasiva de la escuela personal del personaje en cuestión y será imposible que este cambie de opinión respecto a Hawke, de hecho, y al contrario de lo que ocurría en Origins, el estar a bien o mal con alguien del grupo no influye en las batallas.

Y es que la novelización de sus principales franquicias es el más claro ejemplo de que si hay un terreno que Bioware conoce es el de la narrativa. Dragon Age 2 no es una excepción. Lo completo y elaborado de las razones que nos llevan a cumplir las docenas de misiones que el juego incluye vuelve a ser de quitarse el sombrero, sí, hay simples encargos de chico de los recados entre ellas, pero en general casi todas nos hacen querer saber un poco más de los personajes con los que interactuamos, algunos de ellos viejos conocidos de Origins. Destacar que se abandona, relativamente, el aire de viaje a través de un vasto continente para hacer frente a una amenaza del episodio anterior para ofrecernos una historia más condensada y cercana que nos permite profundizar más en la temática que toca, de hecho, nuestra odisea se limita a Kirkwall (que podemos visitar de día y de noche) y a buen puñado de emplazamientos en las montañas que la guardan. En resumen, un cambio de aires que, a la espera de ver el futuro de la saga, le sienta fenomenal y que sin llegar a las casi cien horas que algunos fanáticos del rol han llegado a contabilizar en Origins, no nos permitirá ver el final sin pasar un mínimo de 25-30 frente a nuestro monitor.

 

EL ENGINE ECLIPSE VUELVE A CUMPLIR


Una vez más los valores visuales de una producción de Bioware vuelven a ser más un logro de diseño que de carga gráfica. Siendo la versión para compatibles la más vistosa, Dragon Age 2 no va mucho más allá técnicamente de lo que fue su predecesor, el juego intenta compensar lo repetitivo de algunos de sus escenarios -exteriores sobre todo- con un acertado arte. Aunque recorreremos entornos campestres, nos sumergiremos en perdidas minas y atravesaremos pasos subterráneos fuera de Kirkwall, es en la monumental metrópoli donde el equipo de grafistas y diseñadores han dedicado el mayor de los esfuerzos en lo referente a escenarios. La ciudad no es un amasijo sin sentido de avenidas, calles y plazas. Dividida en barrios, cada área refleja la personalidad y el modo de vida de sus habitantes. Así, el esplendor de zonas como Altaciudad, el Cadalso o la Capilla contrasta con ambientes más lóbregos y sombríos como los Muelles, Bajaciudad o la Elfería, no obstante no podemos evitar la precaria y común sensación de vacío que nos dejan todas ellas.

Pero a juicio particular de quién estas líneas suscribe es nuevamente el detalle en los protagonistas de la aventura donde mejor luce Dragon Age 2 tanto a nivel visual como de expresividad, no así en sus animaciones durante las batallas. A excepción del espectáculo que los magos dan en el campo del honor, tanto a nivel de animación como de fx´s, el resto de clases no convencen en sus mortales coreografías dando una quizás incorrecta impresión de falta de madurez en este apartado. Igualmente algo de popping y una leve falta de sincronía vertical, curiosamente sobre todo en las escenas de corte, empaña un pelín la estable, que no alta, tasa de imágenes por segundo. Por razones que no alcanzamos a comprender Bioware a estimado oportuno eliminar de plumazo la cámara aérea de todas las versiones, incluso de PC, y aunque la perspectiva a la espalda del héroe de turno funciona francamente bien no habría estado de más poder contemplar el campo de batalla desde un ángulo más estratégico.

Queda en lo más alto el excepcional acabado sonoro del juego. El trabajo de voz de Jo Wyatt (Perfect Dark Zero, Dragon Quest VIII) y Nicholas Boulton (Heavenly Sword, Dragon Age: Origins) prestando sus cuerdas vocales a Hawke es impecable y un motivo que resta importancia al hecho de el juego sólo llegue en versión original traducido al castellano. De factura similar es la partitura compuesta por el israelí Inon Zur (Crysis, Fallout 3), cuyas tablas ya se le presuponen y que ha llegado un momento en su carrera en que cualquier estudio sabe que contratarlo es asegurar una banda de sonido de alto nivel.

 

CUCHILLAS, HECHIZOS Y DECISIONES. EL ROL INVOLUCIONA HACIA LA ACCIÓN MÁS FRENÉTICA

 

Como ya se insinúa al comienzo del texto, los derroteros que ha tomado la saga harán montar en cólera a los aficionados más clásicos al rol. Dragon Age 2 pone tierra de por medio entre él y su precuela con un desarrollo más lineal pese a no abandonar la filosofía de mundo abierto. Las sucesivas misiones que forman el hilo principal de la historia se encadenan de manera inamovible y no hay posibilidad alguna, por pequeña que sea, de alterar su orden. Pero el gran cambio llega a la hora de los combates. Nuevamente contamos con un botón de pausa y un intuitivo menú radial para nuestras acciones pero también tenemos la posibilidad de vivir la guerra de un modo más visceral a base de machacar botones como si de un Dinasty Warriors se tratase, perdiendo así peso específico el componente estratégico en favor de la acción más directa. Es una cuestión de opciones, nosotros elegimos, pero que el título nos "aconseja" con su interfaz y distribución de controles su vertiente semi-hack´n slash es un hecho. No obstante, de un modo u otro el juego se pausa automáticamente cuando usamos determinadas habilidades, generalmente con efecto de área, como la lluvia de fuego del mago o el lanzamiento de explosivos del pícaro. Otra polémica decisión en los enfrentamientos es la generación espontanea de enemigos en pleno fregado, nunca o casi nunca sabremos realmente a cuantos adversarios hacemos frente al comenzar una contienda, mermando así de nuevo nuestra capacidad como estrategas. ¿Cómo podemos plantear una batalla sin conocer tan vital dato?. No obstante, esto, que en principio podría parecer que juega en pro de la dificultad, luego en la práctica apenas lo percibimos dada lo convincente de nuestros compañeros en el manejo de las armas y de su IA extremadamente solvente. Los más expertos harán bien jugando Dragon Age 2 en modo difícil si quieren encontrar un reto a su altura. En caso de sufrir heridas de cierta gravedad, nuestro equipo vuelve a tener la opción del siempre socorrido equipo de curación o de visitar la base de operaciones, que en esta ocasión es la casa de la familia de Hawke en Kirkwall en sustitución del campamento nómada de Origins.

Como buen juego de rol, el camino hasta convertirnos en leyenda está plagado de acciones que nos reportan puntos de experiencia. Así, matar un enemigo, desactivar una trampa, encontrar una nueva entrada para el completísimo y extenso códice o completar un encargo hace subir nuestra barra de progreso hasta subir de nivel. Con cada subida tenemos asegurados tres puntos para repartir entre los seis atributos disponibles -fuerza, destreza, magia, astucia, voluntad y constitución- y uno para usar en los árboles de habilidades específicos para cada clase. Arma a dos manos para el guerrero, magia arcana para el mago, arqueria para el pícaro... por nombrar sólo algunos. Al llegar a los niveles 7 y 14 Hawke, y sólo hawke, podrá aprender una especialización, desbloqueando así un nuevo grupo de talentos que tendrán que ver con las escuelas de aptitudes personales de sus compañeros, con lo que podremos forjar interesantes alianzas a la hora de la batalla. De este modo la evolución de los personajes también sufre de una simplificación considerable, que no mala. De hecho, por la propia puesta en escena del juego, ahora el uso de habilidades en combate es mucho más espectacular y amplifica el grado de inmersión en ellos.

Directamente importada de Mass Effect es la interfaz que usamos para las conversaciones. Las opciones que se nos presentan en un dialogo son pequeños resúmenes de lo que Hawke dirá al escogerlos y, por si no terminamos de verlo claro, cada línea irá acompañada de un icono que ilustrará si nuestro héroe va a ser amable, grosero, sarcástico o si desea investigar algo más en profundidad un tema concreto. Es interesante el añadido con el que en momentos puntuales, si así lo creemos oportuno, podremos dejar en manos de un compañero la conversación que, dependiendo de su carácter, zanjará el asunto de un modo muy personal. Esta será una práctica más habitual de lo que en principio creeríamos pues el abanico de identidades y   temperamentos entre nuestro equipo es más que variopinto. Así el atormentado elfo Fenris, sumido en el deseo de venganza hacia quién otrora fue su amo, nada tiene que ver con Isabela (a la que ya conocemos de Origins), la simpar capitana de "La Llamada de la Sirena" o con la sensata y juiciosa Aveline. En otro orden de cosas, y esta vez negativas, nos invade una cierta sensación de desperdicio al recoger piezas de armadura que sabemos no podremos usar en nuestros compañeros, dado que sólo podemos mejorar su equipo con armas, amuletos y anillos, poco más. Una pena, ya que en la anterior entrega el nivel de personalización en este campo era extremo.

Volvemos a tener acceso a la creación de pócimas, venenos, runas y artefactos de batalla varios, sólo que ahora nadie de nuestro grupo se encarga de ello. Bien en los respectivos puestos de mercader o bien desde nuestra propia casa podemos encargar casi todo tipo de material consumible siempre y cuando hayamos encontrado las sempiternas recetas o los imprescindibles planos. Además, la necesidad de pasar horas recolectando ingredientes buscando en cada recoveco del mapa pasó a mejor vida, en Thedas hay un número concreto y limitado de ellos. Una sola vez que los recojamos será suficiente, a partir de ahí cada objeto creado sólo nos cuesta dinero. Aunque por lo general Dragon Age 2 nos recompensa si decidimos explorar sus rincones, queda claro que Bioware lo que busca de nosotros es que nos ciñamos al eje narrativo del juego y que minimicemos las tareas secundarias más tradicionales, tanto es así que aquí son tratadas como si fuesen un obstáculo para nuestra diversión y no un reto más.

 

LA SAGA NO HA HECHO MÁS QUE EMPEZAR

 

Es complicado que a Bioware le salgan mal las cosas y Dragon Age 2 no es una excepción. Todo aquel que espere un juego de rol en los términos en los que se movía Origins que se lo piense dos veces antes de hacerse con él ya que esta secuela, aunque les divierta, probablemente se les quede pequeña. Sin embargo, y quizás sean estos los motivos tras la simplificación del juego, quienes busquen introducirse en tan apasionante género van a encontrar una puerta de entrada de muy buena factura. En cualquier caso la rentabilidad y la relación calidad/precio es formidable tanto por contenido como por horas de juego, sí, no se llega a la excelencia de Origins, el tiempo de desarrollo tampoco ha sido el mismo y eso se nota, pero lo nuevo de estos canadienses tiene mucho que ofrecer a casi cualquier jugador que simplemente quiera disfrutar de una buena historia con una épica más condensada que se aleja de los esquemas más clásicos. Quedamos pues a la espera de ver la evolución de la saga con próximas expansiones y, desde luego, con una tercera parte a la que sólo le pedimos tranquilidad y tiempo en su desarrollo, algunos de los puntos negros del episodio que hoy comentamos podrían haber sido subsanados con un poco más paciencia y con una agenda de lanzamiento menos estricta. Dragon Age 2 es otro viaje al corazón de este mundo repleto de fantasía y violencia salido de la creatividad de un estudio que, al igual que Hawke, es pura leyenda para su legión de seguidores.

LO MEJOR

  • Horas y horas de misiones, batallas y exploración.
  • El combate manejando a la clase mago.
  • Acción pura y dura o enfrentamientos pausados. Tú eliges.
  • Kirkwall, la otra gran protagonista del juego.
  • La narración, nuestros hermanos de sangre y sus pequeñas historias.

LO PEOR

  • Poco vistosa repetición de escenarios.
  • Enemigos que aparecen en plena batalla y nos echan por tierra cualquier planificación previa.
  • Escasas opciones para los orígenes de Hawke.
  • Mejoras limitadas para el equipo de nuestros compañeros.

 

NOTA: 8/10

anyelus
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Genial análisis JL Egea, el

Genial análisis JL Egea, el juego es un gran juego aunque creo que el primer Dragon Age era mejor. Y seguro que lanzarán una tercera entrega.

Anónimo
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Probe la demo y me gusto

Probe la demo y me gusto bastante, lo que pasa que no me va mucho el tema rolero, pero aun asi, cuando pueda lo pillare.

Manji_Rocks
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Buen analisis, la verdad es

Buen analisis, la verdad es que coincido en todo.

Si bien Bioware es de mis compañias preferidas esta generación por Mass Effect y Dragon Age: Origins con este Dragon Age II bajo un poco el liston. Se le nota al juego que le falto tiempo de desarrollo y que lo sacaron con prisas.

A mi el nuevo sistema de combate me gusto bastante ya que soy usuario de consola y lo vi mejor optimizado para estas, graficamente también hay una mejora resañable con respecto a origins aunque este aspecto era facíl de mejorar al menos en la versión de consola que Origins era un poco pobre graficamente.

Artisticamente el juego sigue siendo igual de bueno que su antecesor, me encanta los mundos que crea bioware y sus personajes, creo que en este aspecto sigue siendo sobresaliente el juego y en la gran banda sonora.

Pero empiezo con los fallos que lastran el juego y no lo hace entrar en la excelencia, una ciudad y unas cuantas mazmorras para todo el juego, cuando vas por el Acto 2 ya te has visto todos los mapas que hay y empiezas a cansarte un poco de vez una y otra vez lo mismos escenarios y mas cuando no paran de enviarte de un sitio para otro para completar las misiones secundarias.

La historia para ser el juego que es, le falto epica, mas chicha de por medio, ya se que cuenta el ascenso de Hawke para ser campeon de Kirkwall pero me parecio muy simplona, con pocas decisiones importantes que tomar y con un final que te deja muy muy frio, de los que menos me gusto del juego...

Espero que Bioware no la cague de esta forma con Mass Effect 3 y que si anuncian un Dragon Age 3 en este E3 esta vez se tomen el tiempo necesario para sacarlo y nos vuelvan a dar otro juegazo.